28/03/2024

Javier Rodríguez Molowny es Socio Director General de NTT DATA y líder del grupo de Trabajo y Empleo Digital en DigitalES. Hoy en EL ESPAÑOL, habla sobre las ventajas de la transformación digital del entorno rural.

 

Talento digital para la España rural

Hasta en las peores aprendemos. La pandemia nos brindó una oportunidad de cambio, y como sociedad decidimos hasta dónde aprovecharla. Cuatro años después, el modelo de trabajo para gran parte de la población se ha transformado radicalmente.

Y eso nos hizo pensar, ¿es necesario que todos vivamos en las grandes ciudades? Muchas personas se han marchado a vivir a ciudades más pequeñas o pueblos (o simplemente han vuelto, siendo estas su origen) en un goteo continuo. Pero la realidad de lo que ya hemos vivido es síntoma de que derive en un flujo mayor, aunque para una transformación profunda hay que motivar este movimiento migratorio.

La emigración masiva del entorno rural al urbano en España se vislumbraba irreversible, pero la experiencia demuestra que no lo es. Para hacerlo escalable hay que analizar el punto de partida:

  • El deseo de volver o de quedarse en entornos menos urbanos de las personas. Esto significa elegir con libertad, en un mercado que ya no obliga a que la única opción para tener un buen trabajo sea la gran ciudad.
  • Lo segundo, empresas que apuesten por un modelo con parte del talento deslocalizado. Esta necesidad también es una realidad en algunos sectores, como el de la transformación digital, donde el número de personas que trabaja de forma remota no es menor.

Sigue siendo bonito – y necesario para el trabajo en equipo y la cohesión cultural -encontrarnos en las oficinas, pero es totalmente compatible con personas que en su proyecto vital deciden priorizar el lugar en el que quieren vivir. Diversidad. Libertad. Flexibilidad.

  • Y la tercera, el liderazgo de las Administraciones Públicas, que han de dotar a ese territorio de infraestructura y de los servicios necesarios para que centenares, miles o incluso millones de personas en el futuro, puedan instalarse en los pueblos.

Esto hoy se complica en la mayoría de los municipios pequeños. En España en torno al 20% de los municipios tienen menos de 100 habitantes, y es justamente en estos lugares donde se sigue produciendo emigración de las personas jóvenes, envejecimiento de la población y merma en la actividad económica. Y si lo vemos a nivel provincial el drama es mayor: la tristemente denominada “España vaciada”, donde la opción principal para lograr un buen empleo es marcharse. Las CC.AA. de toda España han hecho un esfuerzo importante en las últimas tres décadas para desarrollar universidades y formar localmente a sus jóvenes. Si lo remontamos a mi quinta, los 80, la Ingeniería de Telecomunicación solo se podía estudiar en media docena de ciudades. Hoy, en todas las comunidades autónomas. Lo triste es que muchas de ellas forman a su talento para que después se marchen a trabajar a otros lugares, no siempre por voluntad propia.

Aquí es cuando la tecnología cobra protagonismo. Por ello, DigitalES, como asociación y patronal del sector tecnológico, trabaja en un proyecto de acercamiento de la tecnología a los lugares que más necesidad tienen. Liderada por NTT DATA, una de las punteras en este ámbito del país, la iniciativa busca impulsar un proyecto de país en el que la colaboración personas, empresas y Administraciones Públicas es la clave para este círculo virtuoso.

En este caso NTT DATA sirve de ejemplo: 20.000 personas en toda España, con compañeros en todas las provincias, capitales y pueblos, incluidas las dos ciudades autónomas, trabajan en proyectos para grandes organizaciones españolas e internacionales. Un 20% de la plantilla ha decidido que teletrabaja a tiempo completo, desde cualquier lugar. No se trata de “fardar”, sino de demostrar que es posible y que esto beneficia en toda su extensión a nuestro país.

Lo bonito es que la experiencia nos ha dado más libertad para escoger dónde asentarnos. Más libertad, gracias a más opciones.

Este círculo virtuoso (potencialmente), haría que una zona rural apueste por desarrollar infraestructuras y los medios necesarios (conectividad, vivienda, ocio, transporte, salud…) para un asentamiento de unas 100 personas, generando notoriedad a nivel nacional para atraer talento.  Estas personas pueblan este territorio, teletrabajando para empresas de primer nivel, con salarios de renta media-alta, pagando sus impuestos localmente, generando empleos indirectos. Esto impulsa un ecosistema digital, pudiendo crear nuevas empresas locales y ayudando a que el conocimiento de las nuevas tecnologías se arraigue en nuevos territorios y “modernicen” las ya establecidas.

Se revitaliza humana y económicamente ese territorio. Los jóvenes tienen capacidad para independizarse e incluso construir una familia. Y al funcionar se contagia otro lugar y copia la idea, y otro.  De pueblos de 100 personas, a pueblos de miles. Y de un pueblo, a cientos. Y en el medio plazo 1 millón de personas han tomado este camino, y esto avanzará hacia una situación estable en la que cada persona pueda elegir.

En conclusión, es un proyecto de transformación del país, un tanto utópico. Pero empecemos pequeñito, escojamos un lugar y hagamos un piloto. Ganamos todos: gente joven, bien formada, con problemas para independizarse, para acceder a la vivienda en las grandes ciudades, para crear una familia, deciden libremente si quieren vivir en zonas rurales. Se creará una comunidad que generará riqueza con puestos de trabajo directos e indirectos, darán vida a esas zonas preciosas pero vaciadas que tenemos en España. Y si el piloto funciona, extenderlo a otros pueblos y otras provincias.

No hay mucho que perder… ¡pero sí mucho que ganar!