12/06/2025
La transformación digital avanza a paso firme en España, pero lo hace de forma desigual. Mientras algunas comunidades autónomas concentran la mayoría del talento tecnológico y los salarios más altos del sector, otras siguen rezagadas en la carrera por atraer y retener a los especialistas digitales. La “España Vaciada” es también una realidad en uno de los sectores mejores pagados de nuestra economía.
En 2025, si trabajas en el área tecnológica, tienes muchas posibilidades de hacerlo en Madrid. Es la comunidad autónoma que más puestos de trabajo ofrece, y también donde más se cobra. Le siguen, en creación de oportunidades, Cataluña y Andalucía, donde Málaga se ha consolidado como un atractivo polo de creación de empleo tecnológico.
Pero hay variables más allá de la oferta. Y estas pueden hacer que los especialistas decidan instalarse en una u otra región en función de variables como el salario, la calidad de vida o la comparación con otras profesiones. Como contaba el catedrático Manuel Muñiz en una edición de ‘Las mañanas del Mañana’, en una era de abundancia donde la productividad se ha disparado, las desigualdades pueden ser definitivas a la hora de condicionar nuestro comportamiento.
Un análisis del mapa del coste salarial y la prima salarial de los especialistas digitales por comunidades autónomas —como el que muestra este gráfico — ilustra este panorama. En él se representa la relación entre el salario medio bruto que perciben estos profesionales y la “prima salarial”, es decir, cuánto más ganan en comparación con el salario medio del resto de sectores en su región.
Madrid, Cataluña y el País Vasco lideran en términos de salario bruto. Según el informe sobre la economía digital en España, Madrid y el País Vasco superan ampliamente los 60.000 euros anuales, reflejando su capacidad para ofrecer condiciones competitivas a los especialistas digitales.
Sin embargo, estas regiones aparecen en el cuadrante IV del gráfico: ofrecen menos prima salarial que la media española, aunque con salarios brutos elevados. Esto sugiere que, si bien los sueldos son altos, la diferencia respecto al resto de sectores no es tan pronunciada, en parte porque el nivel general de ingresos en estas comunidades también es más alto.
Canarias y Galicia: mayor prima salarial
En el cuadrante superior —donde se ubican las comunidades que ofrecen tanto una prima salarial como un salario bruto por encima de la media— destaca Canarias. Esta comunidad está reforzando su apuesta para convertirse en un polo emergente del talento digital, gracias a su combinación de calidad de vida, incentivos fiscales y menor coste de vida. También figuran aquí Ceuta y Melilla, en una posición singular, y Galicia, que ha comenzado a despuntar con políticas de digitalización más agresivas en los últimos años.
Varias comunidades del cuadrante II, como Castilla-La Mancha, La Rioja y Asturias, ofrecen primas salariales por encima de la media, pero salarios brutos todavía por debajo. Esto indica un esfuerzo por atraer talento digital mediante una mejora relativa del salario respecto al mercado local, aunque los sueldos siguen sin competir con los grandes núcleos.
Este modelo puede ser una herramienta de desarrollo regional eficaz si se acompaña de otras medidas como formación especializada, conectividad digital y apoyo a startups tecnológicas.

Gráfico sobre el peso territorial de la economía digital en comunidades autónomas
Las comunidades del cuadrante III, como Murcia, Extremadura, Castilla y León o la Comunidad Valenciana, presentan tanto salarios brutos como primas salariales por debajo de la media. Estas regiones reflejan las dificultades estructurales que afrontan para retener talento digital: menor ecosistema empresarial tecnológico, escasa oferta de formación especializada, limitada inversión en I+D y un entorno menos conectado.
Esta situación perpetúa un círculo vicioso: sin talento no se desarrollan proyectos tecnológicos y sin proyectos no se genera empleo de calidad que fije población joven y preparada.
Cómo revertir la tendencia
Frente a este panorama, algunas iniciativas están comenzando a revertir la tendencia. Asociaciones sectoriales como DigitalES, que agrupa a las principales empresas tecnológicas de España, impulsan programas orientados a reducir la brecha territorial, como los impulsados en Andalucía, Cantabria o Castilla-La Mancha.
Entre ellos destacan:
- Programas de formación digital en zonas rurales, en colaboración con entidades locales y autonómicas.
- Impulso de hubs digitales descentralizados, fomentando la implantación de centros de datos, empresas TIC y laboratorios de innovación en ciudades medias.
- Alianzas público-privadas que conectan a empresas tecnológicas con talento local, con empleo remoto desde zonas menos pobladas. El ámbito rural puede ser una oportunidad para atraer talento hacia unas empresas que ya tienen el 60% de sus empleados en fórmulas de teletrabajo.
También cabe mencionar el esfuerzo de comunidades como Galicia, Asturias y Castilla y León por articular políticas públicas específicas de digitalización, como los clústeres tecnológicos, los centros de innovación digital o las ayudas al emprendimiento tecnológico en zonas rurales.
¿Es suficiente?
No obstante, estas políticas aún están lejos de equilibrar el mapa tecnológico español. La inversión debe ser sostenida y estratégica, con un enfoque sistémico que combine infraestructuras digitales, talento, innovación y calidad de vida. De lo contrario, el país corre el riesgo de que la revolución digital ahonde la brecha entre los territorios conectados y los desconectados.
El reto, en definitiva, no es solo atraer talento, sino redistribuirlo. Y para ello, la clave está en crear oportunidades reales y sostenibles más allá de Madrid o Barcelona. Porque sin digitalización inclusiva, no hay cohesión territorial. Y sin cohesión territorial, no hay futuro digital para todos.