11/11/2018

España es el viñedo del mundo. Un 13% de las plantaciones vinícolas que existen en la Tierra están en nuestro país, que lidera además las ventas a nivel mundial. 22,1 millones de hectolitros en 2017, según el Observatorio Español de los Mercados del Vino. Aunque España es el tercer productor a nivel mundial, la competitividad de los precios hace que en ventas supere a sus principales competidores, Italia y Francia.

Mantener esta posición de privilegio no es sencillo, así que las más de 4.000 bodegas existentes en nuestro país están acometiendo procesos de digitalización para mantenerse en la cresta de la ola. Drones, apps, sensores, satélites o robots forman ya parte del día a día de un oficio milenario que, sin embargo, sigue tan vivo como siempre. 

El uso de los drones es ya una realidad en la agricultura. Empresas como la española Agromapping son las responsables de la nueva “agricultura de precisión”. Analizando las imágenes captadas por los drones, son capaces de relacionar la información y ofrecer datos sobre algunas variables como recomendaciones de abono, poda o riego de parcelas para determinar las causas de variabilidad y planificar acciones de mejora.

Por su parte, la Realidad Aumentada, que permite agregar información virtual al mundo físico, se ha concretado ya en aplicaciones como la argentina Kadabra o la española Tío Pepe, que invitan a los consumidores a interactuar con el producto. 

El mapa de la digitalización se completa con robots como el presentado por la Unidad Politécnica de Valencia en el marco del proyecto Vinescout. Se trata de un robot autónomo de monitorización que ayuda a los productores de vino a medir los parámetros clave del viñedo, incluido el estado del agua de la vid, la temperatura de la hoja/copa de la vid y el vigor de la planta. Este nuevo robot combina visión 3D con sensores de ultrasonidos e inteligencia artificial, lo que se traduce en una conducción más precisa. 

Las cifras hablan por si solas. Según un estudio de EAE, los habitantes de Baleares consumen una media de 26 botellas al año, liderando un ranking en el que les siguen de cerca los catalanes, con 25 botellas al año, y los valencianos, con 24 botellas por persona. Curiosamente, los que menos consumen son los de regiones tan asociadas al vino como La Rioja y Extremadura, con 19 botellas anuales.  

Son cifras, con todo, muy lejanas al consumo de países como Italia, Portugal y Francia, líderes en el consumo de vino. Mientras que los italianos consumen 45,28 litros al año, los baleares –líderes en España- apenas llegan a 19,07 litros por personas. 

Y es que España es ante todo un país productor, donde se elabora el vino que después se bebe en Europa y en el resto del mundo. Especialmente, en Castilla-La Mancha, donde se concentra el 53% de la producción. Extremadura y Cataluña, con un 9,3 y un 7,6% completan un triángulo en el que se concentra el 70% del producto. 

Big Data, Drones y Realidad Aumentada 

No es extraño por ende que sea allí donde se están viendo los proyectos más novedosos en cuanto a digitalización se refiere. ¿Y en qué puede ayudar la tecnología al sector vitivinícola? Pues fundamentalmente aplicando sus adelantos en Big Data, Realidad Aumentada y el uso de Drones.

Las ventajas del Big Data son irrenunciables, ya que permite recibir y procesar una gran cantidad de información sobre la humedad de los viñedos o la calidad del aire gracias a diferentes dispositivos y sensores encargados de la recolección de datos. Así funciona por ejemplo la plataforma Bynse, que permite controlar el estado actual y las necesidades futuras de los viñedos.